PELÍCANO – Cuando el drama se vuelve horror… ¡y la madre es el monstruo!
- cortosverdes
- 15 may
- 2 Min. de lectura

Redacción Cortos Verdes
PELÍCANO El clásico de August Strindberg como nunca lo habías visto: cine chileno, drama crudo y una madre que aterra más que cualquier villano de cuento.
¿Te acuerdas del terror que sentías con la madrastra de Blancanieves? ¿O la bruja que tenía atrapada a Rapunzel en su torre? Bueno… olvídate de la fantasía porque esto va más allá. Pelícano, dirigida por el cineasta chileno Gustavo Letelier, no necesita capas ni varitas mágicas para helarte la sangre: aquí el horror es emocional, familiar, y completamente humano.
Basada en la célebre obra del dramaturgo sueco August Strindberg, esta adaptación moderna traslada la historia a un contexto más íntimo y cinematográfico, sin perder ese filo psicológico que duele y que remueve. Letelier, además de dirigir y editar, hace una relectura profunda del texto original para sacarle jugo desde lo visual hasta lo simbólico.
¿Y de qué va? Una madre, elegante por fuera, pero egoísta hasta los huesos, vive alimentándose emocional y económicamente de sus hijos. Literal. Nada de metáforas suaves: aquí el título Pelícano no es casualidad… se refiere al mito de la madre que se abre el pecho para alimentar a sus crías, pero en esta historia sucede al revés. Es ella quien los drena, los manipula, los controla. Y cuando crees que ya tocaste fondo con su crueldad, viene una vuelta más al tornillo.
Actuaciones que impactan: Silvia Novak se luce como la madre. Una presencia brutal que en cada mirada deja ver ese veneno pasivo-agresivo tan típico de los lazos familiares tóxicos. Junto a ella, Mario Olivares y Benjamín Gorroño completan un reparto que vibra con intensidad y realismo. Aquí no hay exageraciones: hay dolor crudo, silencio incómodo, y una tensión que se corta con tijeras.
Fotografía y atmósfera: Cristian Ávila se encarga de una fotografía que nos encierra junto con los personajes. Planos oscuros, luces teatrales, movimientos lentos… todo está pensado para que sientas que tú también estás atrapado en esa casa con olor a secretos viejos. Es cine independiente, sí, pero con una estética de autor que no le pide nada a nadie.
¿Por qué verla? Porque es diferente. Porque no es la típica película de domingo. Porque toca fibras que muchos prefieren evitar. Porque hace falta más cine latinoamericano con fuerza narrativa y estilo propio. Porque en una época donde todo es ruido y velocidad, Pelícano te obliga a mirar hacia adentro… y a revisar qué tan sanos (o no) son nuestros vínculos más cercanos.
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